A lo largo de las últimas décadas, se han desarrollado en Europa numerosas operaciones de regeneración urbana. Organizaciones como EUROPAN han venido promoviendo el concepto de ciudad multifuncional; hoy en día podemos afirmar que, por lo general, la idea de ciudad mixta es una idea compartida.
Sin embargo, cabe preguntarse cuál es el verdadero grado de mezcla de esa ciudad mixta. En muchos proyectos de desarrollo urbano de la era post industrial, la vivienda constituye el programa principal. Sabiamente, se le añaden unas cuantas oficinas y algunos equipamientos públicos, tratando, igualmente, de incentivar la aparición de bares, tiendas y restaurantes, de acuerdo con el deseo de que cada nuevo proyecto urbano constituya un “auténtico barrio urbano dinámico”. Cuando echamos la vista atrás hacia la forma en que hemos organizado esta ola de regeneración urbana, podemos comprobar cómo un tipo de uso ha quedado sistemáticamente excluido: el correspondiente a la economía productiva. Los almacenes se han convertido en lofts, las naves industriales han acogido centros de arte o de ocio, los terrenos baldíos se han transformado en atractivos barrios residenciales. La economía productiva ha abandonado el centro de la ciudad para instalarse en la periferia, ya sea próxima o, directamente, completamente aislada de la ciudad.
En la actualidad, en numerosas ciudades europeas se comprueba el desajuste espacial y social que existe entre hábitat y espacios de trabajo. La ciudad ofrece posibilidades de trabajo para profesionales altamente cualificados, mientras gran parte de trabajadores poco cualificados viven en el centro sin tener la posibilidad de trabajar en él. Esta brecha genera multitud de problemas que afectan a la economía, a los transportes y a la sociabilidad. La renovación urbana que se lleva a cabo al abrigo de la ideología de la ciudad mixta está menos mezclada de lo que creemos. Los empleos ligados a la economía productiva, a la fabricación, al mantenimiento y a la reparación, etc., deberían participar también en la vida de la ciudad. Hoy en día, nuestras ciudades no son ciudades completas.
Aunque, por supuesto, no se trata de volver a traer al centro las industrias siderúrgicas, existen muchos espacios fabriles de pequeña escala: cada vez más, la ciudad va incorporando nuevas industrias relacionadas con el reciclaje y se podrían reservar programas destinados a las pequeñas y medianas empresas en las nuevas áreas de desarrollo. Podríamos evitar que un fontanero que vive en la ciudad y repara las casas de nuestra ciudad tenga que conducir y desplazarse fuera del centro para encontrar un espacio de almacenaje. La ciudad debería promover la producción para que ésta pase a formar parte del tejido urbano; debería visibilizarse, alimentarse y quedar ligada a la vida cotidiana.
¿Qué alternativas tenemos para producir esta ciudad? En lugar de optar por programas productivistas basados en la separación y en recursos ilimitados, el reto consiste en reinventar proximidades proactivas, economías circulares cercanas, nuevas alternativas para coproducir y eco compartir.
La vuelta a la mezcla de vivienda y trabajo podría ser un medio para mejorar el proceso de hibridación entre economías locales y globales, entre micro y macro estrategias. Así, al introducir la producción en la ciudad, creamos nuevas oportunidades para reciclar más, para una mayor interacción social y para la urbanidad.
El objetivo es producir una ciudad más sostenible.
1- ¿De qué manera incorporar ciertas actividades productivas en la ciudad, como la producción de alimentos, de energía, de servicios de baja cualificación o de productos industriales novedosos, con el fin de mejorar las nuevas relaciones entre ciudadanos (favoreciendo la integración, combatiendo la gentrificación, creando nuevos modos de aprendizaje y de trabajo)? ¿Cómo tener en cuenta el arraigo social? ¿Cómo involucrar a los diferentes actores?
2- ¿Cómo habitar en territorios productivos y cómo producir en un entorno residencial? ¿De qué forma podemos gestionar las tensiones que surgen de las nuevas relaciones entre producción y vida urbana, como la contaminación que afecta a la calidad de vida?
3- ¿De qué forma pueden integrarse todos los ciclos de producción teniendo en cuenta la distribución, los residuos, el consumo? ¿Cómo favorecer ciclos diversos (¿más cortos?) y anclarlos en el contexto local, articulándolos con una eco escala de mayor dimensión?
EUROPAN 14 plantea el reto de generar nuevos tipos de proximidad conectando hábitat y producción.
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